Marcelo Gallardo no contará con el colombiano, Miguel Ángel Borja, ya que sufrió una pequeña lesión muscular en el isquiotibial izquierdo que no le permitirá jugar la ida de los octavos de la Libertadores, frente a Talleres.
Para Borja representa todo un problema esta lesión. Porque el delantero tenía la oportunidad de demostrar que es capaz de reconfigurar su estilo de juego para adaptarlo a los estándares de Gallardo y, así, continuar con su ritmo en la red. Un entrenador cuyos arietes tienden a ser dúctiles técnicamente (Teo Gutiérrez, Lucas Alario, Ignacio Scocco) pero también más combativos desde lo táctico, presionando para transformarse en los primeros defensores, con Julián Álvarez como modelo ideal y Rafael Santos Borré y Lucas Beltrán como alumnos de buen rendimiento. Jugadores livianos, capaces de ser explosivos para incomodar a los defensores adversarios. Y con un porte sensiblemente diferente al de Miguel, un definidor nato.
Es cierto que Borja ya jugó -y rindió- con el Muñeco: en 2022 metió nueve goles y dio dos asistencias haciendo dúo con Pablo Solari. Sin embargo, el nativo de Tierralta se adaptó mucho mejor a la horma de Demichelis. Una en la que el medio era una zona de tránsito y el ataque tenía como finalidad abastecer al killer. Con Gallardo eso difícilmente ocurra: le pedirá al colombiano una dosis mayor de intensidad que deberá probar, el ariete, que puede cumplirla. En 2022, por lo pronto, Borja llegó a hacer un trabajo a contraturno para poder responderle a su míster.





